15 abr 2010

Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo


Anoche soñé contigo, lo hago más veces de las que quisiera. No es que no me gusten los sueños, es que después la pena me dura todo el día, hasta que vuelvo a dormirme y apareces de nuevo. Los despertares son la peor parte del día. Abrir los ojos y ver que no estás ni a mi lado ni de ninguna otra manera. Me gustan las noches porque te traen a mi. Traen tu risa, tus payasadas, tus caricias. Pero al abrir los ojos desapareces, y se va tu olor, el sonido de tu respiración, tu sonrisa.
Estábamos en Laredo pero era invierno y hacía frío. Tú te despertabas primero y a mi me despertaban tus caricias en mi espalda. Qué despertar tan distinto al que he tenido hoy. Me hablabas, bajito, mientras me acariciabas el pelo y me atraías hacia ti. Después nos levantábamos, nos poníamos los pijamas que por las noches no necesitábamos, nos preparábamos un cafe calentito y desayunábamos en la terraza mirando al mar mientras nos acurrucábamos bajo una manta, bien juntitos. Y de repente estábamos en la playa, casi vacía. Yo estaba sentada en la arena con un block y unos carboncillos en la mano, dibujándote, y tú a la orilla del mar sacando fotos. Luego venías a mi lado, me dabas un beso en la cara y mirábamos tus fotos. Qué dulce eras. Yo tenía la nariz congelada, y la pasaba por tu mejilla mientras tú me abrazabas para que entrara en calor.
Puede parecerte un sueño nada especial, pero para mí cada segundo lo era. Y me despierto y ni siquiera sé cómo dibujarte, y ahora es de noche, y no me quiero dormir porque no quiero despertarme y volver a perderte.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado el texto. Sin palabras, un beso enorme.

Sara dijo...

El título ya prometía... y no ha defraudado.

;)